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¿Cuánto daño ya le hemos hecho a la próxima generación?

La semana pasada el Instituto Josephson (un centro de estudios éticos en Los Ángeles) dio a conocer los resultados de una encuesta realizada a principios este año sobre la conducta de los adolescentes actuales.

La encuesta incluyó a casi 30.000 estudiantes de 100 escuelas secundarias seleccionadas al azar de todo el país. Los resultados son alarmantes: más del 80 por ciento de los adolescentes confesó que le miente frecuentemente a sus padres sobre temas importantes.

Además, dos de cada tres jóvenes dice que hizo trampa en por lo menos un examen, y uno de cada tres afirma que hace trampa con frecuencia.

Y casi la cuarta parte de los jóvenes encuestados declaró que durante los últimos doce meses robó algo de una tienda o a un familiar o amigo. (Para los resultados completos, visitar www.josephsoninstitute.org.)

La encuesta es preocupante por dos motivos. Primero, porque desde el 2006 a la fecha se registró un aumento del 4 por ciento en la cantidad de alumnos que dice que ha cometido actos impropios. Segundo, porque, a la vez que eso sucede, un 93 por ciento de los jóvenes afirma que tiene “un buen carácter ético” y tres de cada cuatro de estos adolescentes se considera “mejor que las otras personas a su alrededor”.

En otras palabras, los jóvenes mienten, roban y hacen trampa cada vez con mayor frecuencia, pero ya no lo ven como un problema moral.

¿Por qué hemos llegado a esta situación? Según Michael Josephson, fundador del instituto, la conducta de estos jóvenes es “el resultado de una sociedad indiferente y apática que cada vez más les permite a las personas hacer lo que les venga en gana sin que hayan consecuencias”.

Dicho de otro modo, nosotros mismos hemos transformado a nuestros jóvenes en lo que Josephson denomina “mutantes morales”. Pero son esos mismos jóvenes quienes en poco tiempo deberán asumir la responsabilidad de dirigir el país. Ellos lo saben y por eso reaccionan como reaccionan: quitándose la vida en números nunca antes vistos.

El mismo día que Josephson dio a conocer su encuesta se publicó en Denver una noticia informando que en condado Douglas (uno de los más acaudalados de todo el país) cuatro adolescentes se suicidaron en las últimas semanas.

Las autoridades locales dijeron que esos suicidios son “inexplicables” y que se deben a “una multitud de factores”. ¿Cómo es eso de “inexplicables”? ¿No sería más honesto decir, como dijo Josephson, que se deben a la indiferencia y apatía de los adultos en general que hemos dejado a los jóvenes sin dirección y sin esperanza para el futuro?

¿Y no sería más honesto enumerar entre esa “multitud de factores” a la corrupción, la inmoralidad y la violencia que ahora se propaga por doquier como algo normal?

De la misma manera que hemos contribuido a contaminar el planeta aunque no lo admitamos, hemos contribuido, todos y cada uno de nosotros, a contaminar toda una generación.

¿Podremos todavía revertir el daño que nosotros mismos hemos causado o ya es demasiado tarde?

 

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