Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

¿Se puede estudiar teología en medio del “caos” cultural?

Francisco Miraval

El viernes pasado, aprovechando el feriado por el Día de la Independencia, fuimos con mi familia a un lago para pasar un día separados del teléfono y la computadora y cerca de la naturaleza.

Por la tarde, mientras mi esposa y mis hijos alquilaron un pequeño bote y salieron a navegar, aproveché a leer un libro sobre la influencia de la filosofía griega a lo largo de la historia en la teología cristiana de la creación y del pecado o, como yo lo llamo, “una lectura sencilla para el verano”.

Junto con filosofía y periodismo, teología es la tercera área de mi formación académica, nacida de un deseo en mi infancia (aún insatisfecho) de entender más la experiencia de un ámbito trascendente y personalizado al que habitualmente se llama “Dios”.

Sea como fuere, allí estaba yo, con un serio libro sobre un serio tema, en medio de cientos y probablemente miles de personas a quienes seguramente no les interesaba, ni ese día ni ningún otro día, el tema del libro que yo estaba leyendo.

Con el libro abierto y lápiz en la mano, me puse a leer cuidadosamente el fascinante relato sobre la interconexión, poca veces percibida, entre filosofía y teología, es decir, entre lo que el hombre piensa de sí mismo y por sí mismo y lo que el hombre piensa de Dios y acerca de Dios.

La tesis central del libro que yo estaba leyendo es que para entender a Dios se debe primero entender que hay más de una manera de entender a Dios. Encerrarnos dentro de una sola forma de entender a Dios es no entenderlo en absoluto.

Debo confesar que, a pesar de mis mejores esfuerzos, me costó concentrarme en la lectura por las constantes interrupciones y distracciones, que, incluso, comenzaron a irritarme, tanto porque esas interrupciones no me dejaban leer como porque, así lo pensé, demostraban el poco interés que las personas tienen en los asuntos de filosofía y teología.

Junto a la mesa donde yo estaba había una familia de México con más comida de la que esa familia podía llegar a comer ese día, pero seguían cocinando carne asada.

A poca distancia, una familia asiática, probablemente de Corea, estaba esperando que  fuese su turno para usar la parrilla y, mientras tanto, preparaban distintos tipos de carne y salsas.

Un poco más allá, un grupo de jamaiquinos se divertía al compás de su música, puesta a un volumen suficientemente elevado como para que todo el lago la escuchase.

Pero la música de Jamaica tenía que competir con la música de la Republica Dominicana, ya que un grupo de dominicanos hacía sentir sus inconfundibles ritmos.

Repentinamente me di cuenta que el insensato era yo: Dios me estaba mostrando en la vida real la diversidad que, según el libro, era necesaria para entender a Dios.

Cerré entonces el libro, porque los libros pueden esperar, pero la vida no. Y aprendí que la mejor manera de hacer teología es precisamente en medio del bello “caos” cultural.

Go Back