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Cuando chocan la realidad y la fantasía, ¿qué es real?

Francisco Miraval

Resulta que, según se anunció la semana pasada, se habría detectado la presencia de un noveno planeta en el Sistema Solar y también se habría detectado la existencia de ondas gravitacionales. Y resulta que ambos elementos ya habían sido presentados hace décadas en distintas obras de ciencia ficción.

Por eso, no me sorprendió el anuncio de que un masivo planeta más allá del ahora planeta enano Plutón. Ni tampoco me asombró que se detectasen las ondas gravitacionales, ya que Einstein había predicho su existencia hace un siglo.

Pero sí mi llamó la atención de que mi primer contacto con esos conceptos no fue en una clase  de ciencia, sino en libros o películas de ciencia ficción o de “realidades alternativas” y que ahora esas “alternativas” ya dejaron de serlo para convertirse en realidad aceptada.

Cada vez que se produce ese choque entre realidad y ficción, entre realidad y fantasía, entre lo que es y lo que parece ser, entre lo que creemos que es y lo que nos gustaría que fuese, vuelve a mi mente la pregunta del título: cuando chocan la realidad y la ilusión, ¿qué queda como real?

O, dicho de otro modo, cuando lo que antes era claramente ficción ahora es indudablemente real, ¿no es el momento entonces de dudar de la realidad de la realidad y de la irrealidad de la ficción? ¿No será que la fantasía y la imaginación (y quizá la fe) nos acercan a la realidad mucho más de las construcciones epistemológicas, científicas y racionales que usamos para entender la realidad?

La primera imagen que me vino a la mente tras escuchar la detección de las ondas gravitacionales es uno de los episodios de Viaje a las Estrellas (La Nueva Generación) cuando la nave espacial Enterprise utiliza las ondas gravitacionales para salir de una situación peligrosa. Ahora varios científicos dijeron que no es descabellado pensar que las ondas gravitacionales se usarán precisamente en viajes espaciales.

Y en un episodio de Viaje a las Estrellas – Voyager, la tripulación descubre un planeta con una órbita tan elíptica y tan alejada de su sol que sólo es visible una vez cada miles y miles de años y sólo por poco tiempo antes de perderse de nuevo en la oscuridad del espacio.

Según parece, el nuevo planeta tardaría de 10.000 a 20.000 años en completar su órbita, por lo que, dependiendo de dónde se encuentre en este momento, nunca habría sido visto, o sólo lo habría sido pocas veces, durante la historia humana documentada.

Entonces, ¿está la fantasía volviéndose realidad o están disipándose los límites entre la realidad y la fantasía al punto que ya resulta irrelevante tratar de diferenciarlas? ¿Es la ilusión ilusoria o es sólo una distracción, una presentación alternativa de la realidad?

No lo sé. No tengo respuestas. Por eso, creo que voy a tener que mirar una vez más Viaje a las Estrellas para ver si puedo discernir qué se presenta allí que algún día en el futuro cercano también se hará realidad.

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