Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

El mundo es sólo una confusa e irreverente biblioteca

Tras muchos años de espera y varias semanas de trabajo, finalmente logré ordenar por temas y a mi gusto los libros de mi biblioteca. La experiencia me dejó simultáneamente alegre como un niño con un juguete nuevo e intrigado por mi nueva perspectiva (en pequeñísima escala) de lo que Borges decía: el universo no es sino una gran biblioteca.

En 1941, Borges incluyó su historia La Biblioteca de Babel en su colección El Jardín de senderos que se bifurcan. En ese escrito, Borges identifica al universo con la biblioteca y afirma que la vida consiste en buscar el “catálogo de los catálogos”, una tarea imposible y prácticamente inútil.

Obviamente, el genio de Borges y su experiencia como bibliotecario (y el tono cabalístico de su historia) son inconmensurables y muy superiores a cualquier experiencia que yo pueda tener arreglando mis libros en el sótano de mi casa.

Pero, a pesar de esa insalvable distancia, me pareció percibir un poco de lo que el gran escritor argentino decía: ordenar una biblioteca es crear un nuevo universo, que, por más efímero e insignificante que sea, por lo menos nuestra creación.

Traté de agrupar los libros de acuerdo con los temas que más me interesan: filosofía, teología, oratoria, literatura, negocios. A pesar de todo, algunos resultados me tomaron por sorpresa. 

Por ejemplo, en el nuevo orden de mi biblioteca, un libro sobre Leonardo Da Vinci quedó junto a un libro sobre la Esfinge de Egipto, obligándome a pensar qué conexión existe entre el gran artista italiano y la gran obra egipcia.

Y los libros de Isabel Allende quedaron justo por encima de una colección sobre denominaciones, sectas y grupos religiosos. Quizá el mundo entero sea una gran “casa de los espíritus”.

Un libro sobre James Buchanan, presidente de Estados Unidos de 1857 a 1861, quedó al lado de un libro sobre la historia del Imperio Romano. No sé si se trató de una simple casualidad o mi mente subconscientemente asoció a Estados Unidos con la Roma antigua, como tan comúnmente se hace en estos tiempos.

Y, debido a sus tamaños, las obras selectas del filósofo español José Ortega y Gasset quedaron junto a una edición en inglés de la Bhagavad-Gita, forzándome a reexaminar la conexión entre el antiguo pensamiento de la India y la filosofía europea del siglo XX.

Pero, ¿de qué sirve saber dónde están las obras de Platón o de Aristóteles en mi biblioteca si en Colorado (donde vivo) 185.000 niños y jóvenes padecen de hambre?

¿De qué sirve haber ordenado los libros de historia cuando el 70 por ciento de los inmigrantes deportados no cometió ningún delito, según el análisis realizado por la organización no lucrativa Transactional Records Access Clearinghouse en la Universidad de Syracuse?

Sirve para forzarme a encontrar conexiones donde yo creía que no las había, para sacudirme así la pereza intelectual y salir del encierro. Quizá por eso el libro de Gordon Allport sobre la naturaleza del prejuicio quedó junto al libro de Thomas Friedman sobre la globalización.

Go Back