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La incógnita del futuro ofrece la posibilidad de salvación

Recientemente asistí a un curso sobre la historia de los hispanos (españoles, mexicanos y méxico-americanos) en Colorado. Aunque hace casi dos décadas que resido en este estado, debo confesar que yo desconocía el hecho que los hispanos llegaron a esta zona antes que muchas de las tribus indígenas habitualmente asociadas con este territorio.

Según Bill Convery, historiador en jefe de Colorado y uno de los presentadores del curso al que asistí, la presencia e influencia hispana es mucho más antigua y profunda de lo que uno podría suponer basándose en la información que ahora se ofrece en las escuelas y universidades.

Una de las razones por las que ese pasado se ignora y no se enseña es que gran parte de esa historia fue suprimida y olvidada en las décadas siguientes a 1848, cuando el territorio fue traspasado de México a Estados Unidos.

Me asombra que desconozcamos tanto de nuestro propio pasado y de los logros de nuestros antepasados. Claro está, ellos, como nosotros, eran seres humanos, por lo que tampoco debemos olvidarnos de sus errores y, en muchos casos, atrocidades.

Aunque con esfuerzo, ese pasado se puede recuperar e inevitablemente nos llevará a reencontrarnos con seres humanos. El futuro, sin embargo, parece pertenecer a los robots.

La semana pasada, la empresa Boston Dynamics anunció que recibió un contrato por parte de una agencia federal relacionada con defensa para construir un robot en forma de leopardo (chita) diseñado para “cazar” a seres humanos, sea con buenos propósitos (rescatarlos) o como parte de operaciones militares.

La misma empresa está desarrollando a Atlas, un robot humanoide similar a “Terminator”, aunque sin cabeza. No se especificó para qué se usará a Atlas, pero un modelo anterior, Petman, fue empleado para probar armas químicas.

Así que, mientras estamos cómodamente sentados frente a una pantalla (televisión, computadora, celular) creyendo que lo que allí miramos es la vida, cada vez nos alejamos más de un pasado humano que prácticamente desconocemos y nos acercamos a un futuro cibernético del que tenemos pocos detalles.

¿Cuáles son, entonces, las opciones? ¿Aprender sobre un pasado que quizá sea próximamente aplastado por animales y humanoides robots? ¿Preocuparnos por un futuro sobre el que tenemos poco control y aún menos conocimiento?

Como dice Hölderlin, “donde el peligro amenaza, crece también la salvación”. ¿De dónde vendrá esa salvación? Quizá de un lugar y de un grupo inesperado: las latinas.

Las latinas saben conservar el pasado y anticipar el futuro. Todos recordamos los consejos y sugerencias que nos dieron nuestras madres y abuelas, consejos tan buenos que han sobrevivido profundos cambios culturales y tecnológicos.

Pero ahora las latinas están ocupando posiciones de liderazgo, tanto a nivel federal como estatal, algo que hasta hace poco tiempo parecía imposible. Por primera vez, tres latinas sirven simultáneamente en el senado de Colorado. Cuatro latinas fueron electas en noviembre pasado en la legislatura de Nebraska. Utah también tiene una senadora latina.

Quizá todavía exista esperanza para recuperar el pasado, mejorar el presente y construir un futuro verdaderamente humano.

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