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¿Cómo afectará el uso de teletransportadoras al elusivo Pies Grandes?

Francisco Miraval

A veces las noticias se entrelazan en una secuencia casi irreverente y crean una imagen mental en la que surgen preguntas aparentemente ridículas como la que usamos como título para nuestra columna: ¿cómo afectará el uso de teletransportadoras al elusivo Pies Grandes (Bigfoot, en inglés)? Pero la pregunta se basa en dos historias reales.

Una historia, publicada en Mail Online (Inglaterra) el pasado 10 de agosto, indica que un equipo de China teletransportó un protón a 97 kilómetros de distancia, mientras que otro equipo en las Islas Canarias habría extendido esa distancia a 143 kilómetros. En otras palabras, la teletransportación ya dejó al ciencia ficción y es ahora parte de la ciencia realidad.

Y según una historia transmitida el pasado 21 de mayo por el Canal 10 de Ohio (10TV.com), es bastante común observar a Pies Grandes en ese estado. De hecho, Huff Post publicó el pasado 23 de agosto una nota en la que se analiza un video subido anónimamente a YouTube en el que aparentemente se ve cómo el misterioso Pies Grandes asusta a un ciclista.

Me pregunto por qué llegué a esas historias, publicadas en medios distintos y en momentos distintos, el mismo día, estableciendo así en mi mente una especie de conexión entre una y otra, como si esa conexión realmente existiese en vez de ser sólo el producto de mi imaginación.

Sea como fuere, la superposición de las historias me obligó a hacerme preguntas. ¿Cuánto tiempo llevará para que las teletransportadoras puedan teletransportar algo más que sólo un protón? ¿Y cuál será la distancia máxima a la que llegarán?

Si uno pudiese teletransportarse (es decir, llegar instantáneamente) a casi cualquier lugar, ¿a qué lugar me gustaría ir? ¿Y de qué manera cambiaría nuestra vida? ¿Cuánto costaría usar el servicio?

Hace aproximadamente un siglo y medio la gente tenía miedo de viajar en ferrocarril por temor a que la velocidad del ferrocarril provocase la salida del aire de adentro de los vagones, provocando la muerte por asfixia de los pasajeros. ¿Tendremos también miedos infundados en cuanto al uso de la transportadora?

Si el ferrocarril ayudó a crear o solidificar países (Estados Unidos) o imperios (Inglaterra), ¿hará lo mismo la teletransportadora para el país o la compañía que maneje esa tecnología? En otras palabras, ¿cuánta disrupción causará esta nueva tecnología?

Otra cosa: las primeras versiones de Internet comenzaron a usarse tres décadas antes de que el público tuviese acceso a esa tecnología. ¿Estará pasando lo mismo con la teletransportadora?

¿Qué tiene que ver Bigfoot con todo esto? Si lo que creíamos que era sólo producto de la imaginación, como la teletransportadora, ahora es realidad, ¿qué otras cosas que asumimos que son imaginarias tienen un existencia real?

Quizá Pies Grandes utilice alguna versión de teletransporte y por eso puede aparecer y desaparecer a voluntad, como varias estudiosos de ese fenómeno lo han sugerido.

En algún momento el teléfono y la televisión fueron tan imposibles como la teletransportadora. ¿Qué monstruos nos esperan la próxima vez que digamos “Scotty, energía”?

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