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¿Castigaremos a los niños por la inconducta de sus padres?

¿Castigaremos a los niños por la inconducta de sus padres? ¿Los dejaremos sin ayuda en caso de un desastre natural porque quizá en el pasado sus padres no cumplieron con las leyes vigentes?

La pregunta parece imprudente y hasta fuera de lugar en el contexto de una ciudad avanzada del siglo XXI. ¿Quién le negaría ayuda a un niño después de un tornado, un incendio o una inundación, o cualquier otro tipo de desastre, simplemente porque sus padres quizá carecen de la documentación necesaria?

Pero esa es precisamente la propuesta del Congresista Steve King, republicano de Iowa.  En declaraciones a los medios de Des Moines, King recientemente indicó que “en dos o tres semanas” presentará un proyecto para abolir la ley ahora vigente que permite ayudar a menores de edad en casos de desastres, aunque sus padres sean inmigrantes indocumentados.

La ley establece que, en caso de un desastre, si un menor califica para recibir ayuda, los padres de ese menor pueden completar los formularios correspondientes para pedir la ayuda, aunque ellos mismos no califiquen por carecer de presencia legal en el país.

Para King, esta ley (en vigor desde el 2007) es una forma atraer a inmigrantes indocumentados y de fomentar que esos inmigrantes tengan hijos en Estados Unidos.

Me pregunto qué inmigrante en su sano juicio decide venir a Estados Unidos con la esperanza de que su hijo o hijo nacidos en este país antes de cumplir los 18 años estén en un terremoto o en ataque terrorista, de modo que, gracias al hijo o a la hija, los padres puedan recibir ayuda.

Obviamente, nadie piensa así. Además, como lo han demostrado varios estudios, los inmigrantes indocumentados tratan en lo posible de evitar todo pedido de ayuda. Pero el tema no es la situación legal de los padres, sino la impiedad de pensar por anticipado que los niños pueden ser castigados porque sus padres no cumplieron con la ley.

Pensemos en otro ejemplo. Supongamos que un hombre maneja un vehículo y que dentro del carro, en el asiento de atrás, va su hijo. Supongamos que se produce un accidente y que tanto el padre como el hijo necesitan atención médica. Y supongamos que el padre carece de licencia de conducir.

¿Dejaremos de atender al menor porque no tiene la documentación adecuada? ¿Castigaremos a niños inocentes por la inconducta de sus padres?

Debe ser obvio que estoy a favor del respeto a la ley y de la seguridad personal y nacional. Pero no puedo estar a favor de nuevas leyes que me obligan a elegir entre la compasión hacia el prójimo y la legalidad.

Quizá la ley nunca se apruebe, pero no importa. El tema es que se propondrá esta ley y que la propuesta surge de un importante miembro del Subcomité de Inmigración de la Cámara de Representantes del Congreso federal.

Si comenzamos a castigar a algunos niños porque no nos gustan sus padres, corremos el riesgo que esa lista de padres no queridos comience a extenderse indefinidamente.

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