Menu
header photo

Project Vision 21

Transforming lives, renewing minds, cocreating the future

Blog Search

Blog Archive

Comments

There are currently no blog comments.

¿Existe una respuesta única a todas las circunstancias?

Francisco Miraval

Cuando mi hija estaba recién en los primeros grados de su educación primaria, ella asistía a una escuela cristina en la que un día el pastor, con buena intención, les enseñó a los estudiantes que “Jesús es la única respuesta a todos los problemas”.

Al otro día, mi hija tuvo un examen en la escuela y, contenta por poder aplicar lo que acaba de aprender del pastor, a cada pregunta del examen ella respondió siempre con la misma palabra: “Jesús”.

De hecho, recuerdo que mi hija estaba convencida de que la aplicación literal de la enseñanza pastoral era precisamente lo que ella debería hacer y que no habría consecuencias indeseadas por hacerlo. Excepto por tener que tomar el examen otra vez, no hubo otras consecuencias, pero sí una lección de la que todavía hablamos en la familia.

Estaba pensando en esa anécdota (real, dicho sea de paso) la semana pasada al leer la historia de una niña hispana de 11 años, estudiante de una escuela de un suburbio al norte de Denver, que fue esposada, arrestada y llevada en un patrullero a un centro de detención juvenil por el increíble crimen de levantarse de su mesa durante el almuerzo para ir a buscar un abrigo porque tenía frío en la cafetería.

La madre de la niña reconoce que quizá su hija haya sido irrespetuosa al no hacerle caso a la vicedirectora de la escuela, quien le dijo que no podía ir a buscar el abrigo. Pero la madre también preguntó, retóricamente, si la policía es la “única respuesta” a los problemas (o supuestos problemas) de indisciplina juvenil.

¿Estamos respondiendo con “policía” a todos los problemas, de la misma manera que mi hija inocentemente respondió alguna vez que “Jesús” a todos los problemas en su examen?

Debo aclarar, por las dudas que algún despistado no entienda lo que quiero decir, que no estoy en contra de la policía. De hecho, admiro a quienes cada día valientemente arriesgan sus vidas para mantener el orden y la seguridad en la sociedad.

¿Pero es la intervención de esos valientes hombres y mujeres de las fuerzas del orden la mejor respuesta a todos nuestros problemas?

Porque no se trata solamente de niñas de 11 años indisciplinadas. Por ejemplo, si un grupo de personas desamparadas se reúne a comer o a dormir en un cierto sector de la ciudad, se llama a la policía.

Me pregunto por qué no se llama a grupos religiosos o sociales que pueden y quieren intervenir para ayudar a esos desamparados, proveyéndoles de comida y alojamiento.

O si un grupo de desempleados expresa su frustración en la vía pública por no tener trabajo, interviene la policía. ¿No sería mejor enviar a personal de recursos humanos para ofrecerles trabajo a esos desempleados?

Ya escucho en mis oídos los contrargumentos a mis utópicas propuestas. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿es la intervención policial la única respuesta aceptable a todos nuestros problemas, desde niñas con frío hasta adultos desamparados y sin trabajo?

Go Back