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Project Vision 21

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Al futuro se llega imaginándolo sobre el mapa de nuestra vida

Francisco Miraval

La mejor manera de llegar al futuro quizá sea aceptar que el futuro ya está allí y que sólo necesitamos un mapa, creado por nosotros mismos, que nos permita llegar a ese futuro, aunque inicialmente nadie más vea ese lugar o crea que ese lugar existe.

Permítaseme compartir un ejemplo. En la década de 1930, cuando los mapas todavía se hacían a mano (no había ni satélites ni imágenes digitales), los creadores de mapas ubicaban lugares ficticios en sus mapas como una manera de saber si alguien más había copiado esos mapas.

Por ejemplo, dos personas de la empresa General Drafting, usando sus iniciales. “inventaron” la localidad de Agloe cerca de la ciudad de Roscoe, en el estado de Nueva York, sabiendo que ese lugar no existía y que, si ese lugar aparecía en algún mapa de otra compañía, entonces esa otra compañía no había respetado los derechos intelectuales de General Drafting.

En pocos años Agloe, la localidad ficticia, apareció en mapas de otras compañías. Y cuando los creadores del mapa original amenazaron demandar a las otras compañías por robo de propiedad intelectual, se encontraron que para ese entonces Agloe se había convertido en una localidad real, reconocida como tal por el condado local y hasta con su propia tienda.

En otras palabras, al colocar a Agloe en el mapa, aunque nada existía en ese lugar, por el simple hecho de que ahora ese lugar ya estaba en un mapa, la localidad ficticia se volvió realidad, y lo siguió siendo hasta 2014, cuando fue absorbida por ciudades cercanas.

Por eso, para ingresar al futuro, como dijimos antes, el primer paso es colocar ese futuro, que creemos que todavía no existe, en el mapa de nuestra vida y luego, precisamente por haberlo colocado allí, lo que creíamos que no existía llegará a ser una realidad, algo tan real que, de hecho, podremos compartirlo con otros.

Pero ¿qué nos impide colocar en el mapa nuestra vida el futuro al que queremos llegar? La respuesta corta es nosotros mismos. La respuesta más larga es los miedos y las críticas que llevamos dentro de cada uno de nosotros y a los que estamos tan acostumbrados a escuchar que hasta creemos que son verdad.

Esos miedos, esas críticas (aunque sean “bien intencionadas”), esos falsos “buenos consejos” que nos hacen dudar a nosotros mismos de la existencia de un lugar que nosotros mismos hemos creado, como les pasó a los creadores de Agloe, quienes no sabía que lo que alguna vez sólo existía en papel luego llegó a existir en la realidad.

Para otros, esa localidad siempre había sido una realidad, por eso se establecieron allí y abrieron sus negocios allí, sin jamás dudar de la realidad del lugar en el que estaban.

El futuro no llega: se crea. El futuro ya no es continuidad del pasado ni permanece estático. Y tampoco nos espera. Por eso, debemos ubicar nuestra mejor versión futura en el mapa de nuestras vidas y dirigirnos hacia allí sin dudas ni temores. 

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