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Project Vision 21

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El innegable problema de mentes ansiosas, distraídas y vacías

Pocas dudas caben, si alguna, que vivimos en una época en la que nuestro cerebro prehistórico resulta de limita ayuda para entender y responder a impensables desafíos, para los que no fuimos diseñados. Encender fuego dentro de una cueva está a nuestro alcance. Salvar un planeta globalizado y tecnificado aparentemente no.

Y esas mentes nuestras que todavía usan ideas del siglo 19 enseñadas e impulsadas por personas del siglo 20 para tratar de entender el siglo 21 no solamente están cada vez más desconectadas de la realidad, sino que están cada vez más ansiosas, distraídas y vacías.

Tal afirmación, con todos casi ofensivos sobre la capacidad de nuestras mentes (aunque no es nuestra intensión ofender), se basa en la lista de libros y temas incluidos en el catálogo más reciente de publicaciones sobre la mente y el cerebro publicado por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).

Uno de los libros propone, por ejemplo, que, ante la situación actual de nuestras mentes, deberíamos vivir toda la vida en un estado de jardín de infantes (kindergarten), para poder así dedicar nuestra vida a nuestras pasiones, juegos y amigos. (Me da la impresión de que muchas personas ya viven una vida en la que nunca han superado la etapa del jardín de infantes.)

Otro libro afirma, y con razón, que nuestra ignorancia ya ha llegado a tal nivel que hasta ignoramos nuestra ignorancia y, en el mejor de los casos, la confundimos con ausencia de conocimiento, aunque con mayor frecuencia se la confunde simplemente con conocimiento. (Un reciente estudio publicado por Harvard habla de la época de la “ignorancia agresiva”.)

Aún otro libro en el catálogo mencionado sostiene que tenemos mentes sin significado, en el sentido que no entendemos ni siquiera nuestras propias ideas o conceptos. Y otro libro más llega incluso a decir que nuestras mentes no tienen contenido. Mentes vacías, en otras palabras.

Nada de eso es nuevo. Ya en la antigüedad filósofos y pensadores se quejaban de adultos inmaduros, de vidas no examinadas, de pensamientos repetidos. pero no pensados; de charlatanería confundida con sabiduría y sabiduría rebajada a charlatanería.

Y ahora la tecnología parece vaciar nuestras mentes, como una especie de neutralizador neuronal, ya anticipado por Viaje a las Estrellas en “Daga de la Mente” (noviembre de 1966).

Pero aún hay más. El catálogo de MIT incluye libros que afirman que nuestras mentes ya no piensan, sino que solamente calculan. Por eso estamos ansiosos y distraídos continuamente, afirman otros libros.

Además, no nos interesa la verdad. En la época de la posverdad, los sentimientos y opiniones personales (incluso sin fundamento) reemplazan a la verdad y el pasado ya no se recuerda, sino que se imagina. Para eso, y para dejarnos sin privacidad, aparecieron las redes sociales.

En definitiva, vivimos con mentes infantiles, ignorantes, insignificantes, calculadoras, ansiosas, distraídas e indiferentes a la realidad. Y a eso llamamos “civilización” y “sociedad” y “progreso”. Aún peor, eso es lo que queremos perpetuar, exportar e imponer al mundo entero y a las siguientes generaciones.

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