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Inesperadas lecciones de nativos andinos y mariposas monarca

Francisco Miraval

¿Quiere saber cómo subsistir en Marte? No le pregunte a la NASA, sino a los nativos del desierto de Atacama, en el norte de Chile. ¿Quiere saber qué plantas comer para evitar parásitos? No le pregunte al médico, sino a la mariposa monarca.

En una reciente charla para la serie global de conferencias TED, el artista belga Angelo Vermeulen explicó, una de las mejores maneras de aprender a sobrevivir en el inhóspito ambiente marciano es preguntarles a los nativos que desde hace milenios viven en inhóspitos rincones de la tierra cómo han hecho para sobrevivir.

De hecho, según Vermeulen, eso es precisamente lo que ya está sucediendo en el desierto de Atacama en Chile, un lugar tan remoto que hasta parece un paisaje marciano y, por eso, ha sido usado frecuentemente por la NASA para poner a prueba distintos equipos.

Ahora, en ese lugar, la tecnología de avanzada para establecer una presencia humana permanente en otro planeta se encuentra con la milenaria tradición de cómo aprovechar al máximo los recursos de un área aparentemente hostil a la vida humana a la vez que se respeta esa área.

En definitiva, los atacameños (como se conoce a los nativos del mencionado desierto)  resultan tan importantes para viajar a Marte como los científicos de la NASA a cargo de esas misiones.

Otro orador invitado por TED, Jaap De Roode, del Departamento de Biología de la Universidad Emory (en Atlanta, Georgia), presentó los resultados de una más de una década de investigaciones sobre las conocidas mariposas monarca, indicando que un alto porcentaje de esas mariposas, cuando se ven afectadas por un cierto parásito, se alimentan de plantas con propiedades medicinales.

Aunque las mariposas no pueden deshacerse de los parásitos, la medicina así adquirida les provee suficiente salud como para cumplir con su ciclo de vida y, cuando ponen sus huevos, estas mariposas lo hacen en las mismas plantas que antes usaron para sanarse. De esa manera, la siguiente generación ya crece alimentándose de las plantas medicinales.

En otras palabras, este insecto, que con su pequeño cerebro es capaz de migrar miles de kilómetros desde Canadá y Estados Unidos hasta México, también es capaz de cambiar su dieta si eso la ayuda a mantener su salud y a “pensar” por anticipado en la salud de la siguiente generación, dos lecciones que muchos de nosotros, con cerebros supuestamente más capaces, aún no hemos logrado aprender.

Debo confesar que jamás se me había ocurrido pedirles ayuda a los nativos para ir a Marte o aprender de las mariposas sobre la importancia de una dieta adecuada. Pero tras escuchar a Vermeulen y a De Roode, queda claro que tanto los atacameños como las mariposas monarca tienen importantes lecciones para enseñarnos.

Me pregunto en cuántos otros inesperados lugares de las tradiciones y de la naturaleza se esconderán otras importantes lecciones para nuestro presente y para nuestro futuro. Y me pregunto si, cuando necesitemos esas lecciones, sabremos a quién preguntar y tendremos la mente y el corazón abiertos para aprenderlas.

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