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Nuestro poder destructivo ya excedió cond mucho nuestro nivel de madurez


El pasado 4 de mayo, un niño de cinco años residente en Orem (Utah, Estados Unidos) decidió hacer lo que todo niño de esa edad hace cuando la madre se niega a comprarle un Lamborghini e verdad: se subió a la camioneta de la familia y comenzó a conducir por la carretera para dirigirse a California y comprarse en persona eso costoso vehículo.

Tres kilómetros después, ya en la carretera, un oficial de policía lo detuvo sin incidentes. El niño, quien nunca antes en su vida había manejado un carro, no sólo lo puso en marcha, sino que supo subirse a la carretera en la dirección correcta y supo qué hacer y cómo detenerse cuando vio las luces del patrullero.

Tras el incidente, la familia del pequeño fue duramente criticada en las redes sociales por haber permitido que alguien “sin la madurez suficiente” quedase solo, sin permiso y sin aviso como conductor de una camioneta en una carretera interestatal. Y aunque no pasó nada, el argumento es que podría haber sucedido una tragedia por la inmadurez del pequeño. 

Pero la verdad es que la edad cronológica y el nivel de madurez no van juntos. En la carretera he visto a adolescentes y a adultos conducir de peor manera de la que, según los reportes, condujo el niño de Utah. Y he visto a “adultos” (por favor, notar las comillas) en altísimos puestos en sus organizaciones o empresas que actúan peor que un niño inmaduro. 

Y esa inmadurez que afecta a un creciente número de individuos se vuelve peligrosa para todos cuando esos individuos inician su propio viaje en la carretera de la vida con el único propósito de satisfacer sus deseos, sin consideración ni por su familia, ni por los otros, ni por las consecuencias.

Aún peor, la humanidad en su totalidad está actuando desde tiempo inmemorial con un alto nivel de inmadurez, como lo demuestran los siglos y milenios de guerras, hambre, pobreza, discriminación e interminables conflictos en todo el planeta.  

Recientemente, el futurista Nikola Danaylov, fundador del blog Singularity (Singularidad) y autor del libro Conversaciones con el Futuro, advirtió que ya se ha traspasado la barrera que antes permitía que el poder destructivo de la humanidad fuese controlado por la humanidad. 

Según Danaylov, nuestra capacidad de destrucción ya supera y con mucho nuestra sabiduría, especialmente en Occidente. Específicamente, dijo, el poder tecnológico que la humanidad ahora tiene en sus manos (como inteligencia artificial y energía nuclear) sobrepasa la sabiduría para usarlo. 

Desde esa perspectiva, todos somos niños pequeños conduciendo por primera vez una camioneta en una transitada carretera, poniendo en peligro nuestras vidas y la de los otros. Pero, al contrario de lo que sucedió con el niño de Utah, nadie vendrá a detenernos o a socorrernos antes de causemos una tragedia. 

Danaylov basó su advertencia tras haber hablado del tema con decenas de científicos, filósofos y expertos. Su conclusión resulta innegable: el crecimiento exponencial de las tecnologías inteligentes va acompañado del crecimiento exponencial de la inmadurez humana. 

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