Project Vision 21

La semana pasada ocurrió un hecho atroz en Denver. Una niña hispana de 8 años fue secuestrada y abusada. Al momento de escribir estas líneas, la policía había identificado pero no arrestado al presunto atacante. Pero el tema no es este horrible hecho policial, sino la respuesta que generó cuando sugerí a uno de los medios para los que escribo que deberíamos cubrir la historia.

La primera respuesta fue corta: No. La segunda fue un poco más larga: Porque no. Luego finalmente recibí una explicación: Porque hace quedar mal a la comunidad hispana.  Esa explicación, un balde de agua fría o un golpe al estómago hubieran tenido el mismo efecto de dejarme sin aire y desorientado.

¿Vamos a escribir solamente de aquello que nos hace “quedar bien” e ignorar los problemas que surgen en nuestra comunidad? Dicho sea de paso, el presunto atacante no es hispano. ¿Y qué da más vergüenza, que una niña inocente sea víctima de un horrendo crimen o que más de la mitad de nuestros jóvenes no completen la escuela secundaria (preparatoria)?

¿Vamos a cerrar los ojos a la realidad y reportar sólo lo que presenta a nuestra comunidad de una buena manera? Esa irresponsable actitud nos impediría entonces hablar del alto nivel de pobreza entre niños hispanos en el país, del problema de los suicidios en la comunidad latina, de los pocos hispanos que llegan a la universidad, y de innumerables otros problemas, creados o padecidos por nosotros.

La verdadera pregunta es qué nos impulsa a cerrar los ojos a la realidad y refugiarnos en una fantasía y qué nos lleva a negar el presente y crear un ilusión a la que nos aferramos con gusto incluso sabiendo que es una ilusión.

La respuesta es mucho más compleja de lo que aquí podemos incluir, pero permítasenos sugerir que parte de la razón por la que desechamos como inoportuno todo lo que puede manchar nuestra supuesta reputación comunitaria (sea cual fuere la comunidad de la que estemos hablando) es porque desconocemos nuestros orígenes ancestrales e históricos.

Por ejemplo, un reciente estudio difundido por la Universidad de Colorado en Boulder sugiere que entre los homínidos que vivieron hace millones de años en Sudáfrica los hombres se quedaban dentro de las cuevas mientras que las mujeres recorrían grandes distancias para obtener alimentos.

En otras palabras, según este estudio, a cargo de la Dra. Sandi Copeland del Instituto Max Planck de Antropología Evolucionaria, las ideas que tenemos de nuestro pasado humano quizá estén más cercanas a Hollywood que a la realidad.

Otro ejemplo, mucho más cercano a nuestro tiempo. Según un reciente artículo del Dr. Miguel De La Torre (profesor de Ética y Estudios Latinos en la Escuela de Teología Iliff en Denver) publicado en EthicsDaily.com, Estados Unidos, contrariamente a lo que continuamente se afirma, no se fundó sobre bases cristianas. De hecho, según De La Torre, esa idea es sólo “mitología política” con nocivas consecuencias actuales.

Desconocer nuestros orígenes y negar nuestro presente nos impedirá construir nuestro futuro.