Existen muchas y excelentes maneras de cerrar los ojos a la realidad y, para ser muy directo, parece que en la época en la que vivimos (y no solamente por la pandemia) las personas encuentran aún nuevas maneras de desentenderse y olvidarse de la realidad. Sin embargo, cerrar los ojos a la realidad no provoca que la realidad desparezca.
Una de las maneras más comunes tiene distintas variaciones, pero todas ellas se basan en una sola premisa: la realidad no se ajusta a âlo que me enseñaronâ y, por lo tanto, no se le debe prestar atención a esa realidad.
La variante secular de âEso no es lo que me enseñaronâ usa frases como âEso no es lo que me dijo mi abuelaâ (dicho por un participante adulto luego de una clase sobre el futuro emergente), o âMi padre dice que noâ (dicho por una participante en una clase de finanzas prácticas hablando con su padre en otro país), o, simplemente, âLas cosas siempre se hicieron asíâ.Â
La variante secular de âEso no es lo que me enseñaronâ usa frases como âEso no está en la Bibliaâ (o, menos frecuentemente, en algún otro libro sagrado monoteísta), o âDios nunca va a permitir que eso sucedaâ (Respuesta: E pur si muove), o, más directamente, âEso es del diabloâ (un mecanismo de defensa para protegerse de casi todo, desde la ciencia hasta los extraterrestres.)
Existen otras maneras de cerrar los ojos a la realidad y desconocer la historia es una de ellas. Goethe advertía (y aquí parafraseo) que quien no conoce por lo menos dos mil años de historia solamente deambula por el mundo.Â
Otra frecuente manera de cerrar los ojos a la realidad es negar el futuro. Y, para que esta negación sea efectiva, se usan grandilocuentes y atractivas frases, adjudicándoselas a maestros y profetas que nunca las expresaron. Se dice, por ejemplo, que el futuro no existe y que lo único que existe es el presente. Por eso, se insiste en no âpreocuparseâ por el futuro.
Aún otra manera de cerrar los ojos a la realidad es creer que los medios de comunicación y las redes sociales representan toda la realidad y muestran esa realidad tal cual es. Obviamente, no es así. De hecho, como dijo el presidente Abraham Lincoln (y lo vi en Internet), âNo creas todo lo que ves en las redes socialesâ.Â
Pero quizá la peor manera de cerrar los ojos a la realidad es hacerla tan pequeña que sólo hay lugar para una sola persona. Ese es el hiper-narcisimo tecnológico en el que vivimos ahora. Pero hay un problema: cuando la realidad se hace angosta causa angustia, debido a que, precisamente por ser narcisistas, estamos separados de los otros, del universo y de la divinidad.Â
De hecho, tan separados estamos de la realidad que hasta estamos separados de nosotros mismos y no lo vemos, sea porque no queremos o porque no podemos.Â
Mientras tanto, la realidad sigue siendo lo que es, riéndose e ignorando nuestra terquedad.Â
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